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viernes, 28 de enero de 2011

Que mas se puede decir.....

Domingo, 23 de Enero 2011, 09.31

Pablo Ramón pramon@ole.com.ar
Una pasión incurableMis compañeros de Olé me miran con ojos huevofrito, señal inequívoca de incredulidad. Me preguntan si es cierto, si es posible. ¿Ocho mil tipos un sábado de enero a las 9 de la matina? ¿Para qué, para ver a un equipo que salió último? ¿Y en un amistoso por nada? Pero sí, es real, ahí están. Y cada hincha deja diez, quince mangos, porque el club necesita de todos, y todos ponen, quizá hasta lo que no les sobra. Mis compañeros de Olé insisten, miran las fotos con admiración y también con cariño. Claro, es imposible no adherir a esta masividad despojada de mercantilismos, de triunfalismos, de euforias pasajeras. Porque, muchachos, admitamos que cualquiera moviliza en la buena, cualquiera le compra al pibe la camiseta que ganó. Por eso Gimnasia contradice todos los manuales. Esto es como el amigo que te llama en la mala, si está ahí va a estar siempre. Y en el Lobo hay miles que no preguntan por qué ni para qué. Van. Están. Y despabilan al barrio. La gente ya habló. Guillermo también: se puso primero en la fila, como no lo hacía siquiera cuando tenía 20. Cacho Delmar, con sus 83 pirulos, mandó al diablo a todos sus médicos. El plantel se banca los atrasos en los sueldos, si lo hizo antes cómo no hacerlo ahora. Y Cappa se enamoró de esta locura sin explicación.

Como mis compañeros de Olé, claro, ellos también se hicieron un poco del Lobo. Pero les dije que se cuiden: es una enfermedad incurable.

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